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Utopía

Conflictos fuera de control, una sociedad dividida por querellas que en su inicio le eran ajenas a su incumbencia, transeúntes  que aceleran su marcha y corren con desesperación anhelando llegar a un sitio seguro,  desigualdad entre quiénes promulgan equidad, voces que al unísono claman exigiendo paz, mientras que la indiferencia hace gala con su entrada triunfal…

Rodillas delebles,  extenuación que abruma y pasos prolongados mas por sospecha que por agilidad,   es  el común denominador entre las personas que se observan a lo largo del recorrido del autobús, saturado de pasajeros con rostros desencajados, presas de temor, desconfiando de quién va a su lado, no importa su apariencia, la suspicacia es por el tiempo, no por el individuo…

Las barreras sociales, delimitadas con el muro de la indiferencia entre los que dicen ser los defensores del desamparado, se engrosan con actos de promesas en público, pero carecen del fundamento sólido  llamado empatía. ¿Cómo llamarles? ¿Cómo determinarlos? Acaso… ¿Lo que hacen determinan lo que son? o ¿Lo que son determina lo que hacen?

¿Por qué la desigualdad? ¿Pesará más la onza de oro que la onza de algodón?
¿Será vana mi utopía en anhelar dormir con la ventana abierta y disfrutar del aire natural?
¿Encontrará en mí Dios a alguien que se para en la brecha y hace vallado?
¿Caminaré de nuevo por las calles de mi patria sin sujetar mi bolso cual si se adhiriera como imán?
¿Verán mis ojos a quién nos gobierne con rectitud e integridad?
¿Será sólo Utopía?

 Aún en la desigualdad hay armonía y afinidad… ¿Acaso la mano y el pie no son completamente desiguales? Sin embargo,  ambos se necesitan… 

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